domingo, 3 de mayo de 2020

FINIS CORONABIT VIRVS?

Hemos tomado de la web de la SELAT el siguiente texto, firmado por su Presidente, el prof. José María Maestre, que contiene una hermosa lección de etimología a propósito de estos atribulados tiempos de pandemia coronavírica mundial.

Entre las lenguas de cultura que merecen ser proclamadas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO está, sin lugar a dudas, el latín. Estoy seguro de que todos los lectores que fijen sus ojos en el título de este artículo, hayan nacido en la parte del mundo que hayan nacido, se complacerán con este juego de palabras que he tenido la fortuna de crear en la forja de la antigua lengua de Roma al son, como es obvio, del conocido aforismo FINIS CORONAT OPVS: de la misma manera que el escritor sueña con el “final” que “corona” su “obra”, nuestra mente sueña en futuro con ese momento “final” que “coronará” el “coronavirus”.

Y estoy también seguro de que todos esos mismos lectores se desbordarán mucho más de alegría si con un leve trueque morfológico ponemos ese mismo título (FINIS CORONABIT VIRVS) no en futuro, sino en presente (FINIS CORONAT VIRVS) o en pasado (FINIS CORONAVIT VIRVS): nuestra mente deja así de soñar y se deleita ahora con ese deseado momento en que el fin de esta pesadilla planetaria se haya hecho ya realidad y abraza incluso con mayor fuerza el momento en el que pueda haber dejado atrás esta pandemia que tiene postrada a toda la humanidad.

Tres son, por tanto, los posibles títulos de este feliz juego de palabras que me dictaba una y otra vez mi Musa latina, desde hace ya algunas semanas, para que rompiera las rejas de tan obligado cautiverio. Pero esos tres títulos merecen tres artículos independientes porque cada uno de ellos nos hace albergar no ya sentimientos distintos, como acabo de expresar, sino reflexiones muy diferentes.

Quedémonos, pues, ahora con el título en futuro de este artículo y preguntémonos, dentro ya del mismo, cuál es la palabra que, con independencia de la lengua en que se exprese, conmueve más corazones humanos en estas desgraciadas circunstancias: sin lugar a duda, esa palabra es “salud”. Pues bien, hablar de “salud” en latín tiene una gran ventaja, pues es solo, a través de la antigua lengua del Lacio, cuando comprendemos la lógica del actual mayor anhelo común de todos los habitantes del planeta: quiero decir que, solo cuando ponemos en relación salus con saluus, descubrimos con alegría que, al anhelar “salud”, lo que anhelamos es estar a “salvo”.

Mas, si esto es curioso, mucho más lo es adentrarnos en el mar de la semántica y descubrir que el sustantivo neutro virus significa en latín “veneno”, lo que justifica que en todas los rincones del mundo haya investigadores que tratan de encontrar un “fármaco” que acabe con ese “virus”. Pero es el griego, lengua no menos digna de ser proclamada también, junto con el latín y la cultura clásica, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, el que nos descubre una paradójica relación que sorprenderá al lector no avezado en estas lides: me refiero a que el término griego φάρμακον (en latín pharmacum) significa originariamente “veneno” y que lo que buscamos en las “farmacias” son “venenos” que acaben con los “venenos” que minan nuestra “salud” y “salvación”.

La cultura clásica, en efecto, nos hace ver que este sorprendente juego semántico ha cobrado vida en una imagen harto habitual en las “farmacias” y en los “fármacos”: la “copa de Higía” con la serpiente que echa en ella un “veneno” que deja de ser “veneno”y se convierte en “antídoto”.

Por otra parte, no deja de ser hermoso percatarnos de que ese “virus” tenga el nombre de “coronavirus”: se llama así porque, a través del microscopio, ese “veneno” tiene forma de “corona”. Es más, visto lo visto, podemos decir que ese “virus” se ha engalanado con una “corona” propia de “rey” de los “venenos”. Pero será -y soñemos todos con esta última paradoja- otro “veneno” el que “coronará” el “fin” de ese engreído “virus” que ha puesto de rodillas a todos los seres humanos.

Sirva, por tanto, esta pequeña lección de latín, de griego y de cultura clásica no solo para lanzar desde la Sociedad de Estudios Latinos española a toda la humanidad, cuando el mes de mayo pinta ya de bellos colores todas nuestras tierras, un soplo de verde esperanza, que tanto necesitamos todos, sino también para alabar la harto encomiable labor de todos los enfermeros, médicos (entre ellos, permítanme esta licencia personal, mi querida hija Mercedes) e investigadores que, con riesgo de sus propias vidas, nos buscan, recetan o proporcionan esos “venenos” que “curan” y “no matan”.

SALVS ET SPES OMNIBVS!

José María Maestre Maestre
Presidente de la Sociedad de Estudios Latinos